
Su historia se remonta a comienzos del siglo XX cuando la familia Queirolo llega al entonces barrio de Magdalena Vieja (hoy Pueblo Libre). Rápidamente se hicieron conocidos por las bondades de sus emparedados y piqueos, así como por los irresistibles vinos y piscos de la misma bodega familiar: Santiago Queirolo.
Hoy es lugar de vista obligada donde podemos disfrutar de excelentes seviches, tamales, choritos a la chalaca, entre otras delicias. Sus especialidades son los sándwiches, el vino y los tragos a base de pisco como el chilcano y el pisco sour. Su decorado se mantiene en el pasado, con estantes de madera y fotografías antiguas, atmósfera que complementa la música y sus clásicos visitantes.
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